La abadía Northanger

Desde estas navidades aquí he estado leyendo a Jane Austen, y tengo que decir que ésta me ha distraído diligentemente  de una etapa un tanto existencialista:  ¿para qué preocuparse de la naturaleza del mundo? ¿para qué deparar en el éxito social? si puedes deliciosear y gozar de la idiosincrasia del ser humano.

Ahora estoy tan expectante como la propia Catherina (capítulo 18) ante su inminente llegada a la abadía Northanger. Espero que ésta cumpla sus expectativas y, sea tan siniestra como los castillos que aparecen en sus novelas góticas preferidas